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Negociar, nunca obligar


Es muy común escuchar que los padres tuvieron que “obligar” a sus pequeños a comer, a bañarse, ir al colegio, compartir y un gran etc.


Pero… ¿Esto es realmente necesario? ¿Sirve? ¿Qué ganamos obligando o perdemos?.


Primero definamos qué es:

Negociar: Comerciar y tratar o discutir (un asunto) para procurar su mejor logro.

Obligar: Significa forzar (a alguien) a que haga algo.


Por lo cual obligar no es algo muy agradable ni necesario hacer. ¿Sirve? Puede que sí, sin embargo el mensaje que enviamos es “debes hacer caso a lo que yo digo porque yo lo digo y no me interesa lo que tú opines sobre ello” si lo volvemos a leer, tampoco es algo bonito ni mucho menos que nos gustaría que nos digan, ¿No?.


Obligar generaría que, cuando sean grandes, no sepan cómo decir que no (lo cual no ayuda en situaciones de riesgo), o expresar sus propias opiniones, interfieren en su autonomía, en sus emociones, poca valoración a si mismos, sumisos.


Esto no quiere decir que todos sigan un sólo camino, es decir, que si fueron obligados vayan a sentir todo esto, sin embargo para qué arriesgarse a que pueda ser el caso.

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Entonces… ¿Qué hacer?

Aquí entra esta palabrita que seguramente han escuchado alguna vez “NEGOCIAR”, como líneas arribas mencione se trata de llegar a un acuerdo, tomando la opinión de ambas partes, así ambos van a sentirse bien con la decisión tomada.


Les dejo este ejemplo y me cuentan que les parece.

En casa, se acerca la hora de la cena, el hijo está mirando televisión, cuando la cena estuvo lista, papá llamó para que vaya a cenar y no se enfrié su comida, el pequeño le dijo a su papá que le diera 5 minutos para que acabara su programa favorito, el papá se mantuvo firme en su orden y el niño insistía en que ya faltaba poco. Su hijo al ver la negativa le dijo que tuvo una gran idea y que podía comer en la sala así no se enfriaría su comida (dado que este fue el mensaje que mandó el padre al inicio y si lo piensan bien tiene sentido). El padre le dijo que no, que debían ir a cenar al otro ambiente y le indico que apagara la Tv inmediatamente y lo quería en la cocina ahora.

.....¿Qué paso después?

El papá se alteró, el niño se enfadó, la comida se enfrió, se ingirió los alimentos en un ambiente tenso debido al altercado que ocurrió.

¿Qué habría pasado si el papá hubiera sido más flexible? Ninguno hubiese perdido el control, el ambiente hubiese estado bien, no hubiese habido quizá llantos, gritos ni mucho menos enojo.


Esta situación pudo ser manejada de otra manera, sin embargo muchas veces nos dicen que no debemos dejarnos mandar por nuestros hijos, pero esto no es así, debemos NEGOCIAR diferentes situaciones, como dicen "uno elige sus batallas" y esto es algo que requiere mucha PACIENCIA pero no es imposible de lograr.


Recuerden siempre colocarse en el lugar de ellos, esto es algo que me gustaría que me hagan, que me digan, si la respuesta es negativa, ya saben que no deben hacer.


Astrid Mendoza



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